precio excesivo, dentro poco que ver, por fuera es bonita. para ese precio podían poner audioguías. la visita es corta, el horario es malo (a las 17.15 cierran.. llevamos justo cuando cerraban la puerta) la entrada visita al museo diocesano, que ya estaba cerrado (no tengo claro desde qué hora...pero la entrada la cobraban igual)
castillo muy bien conservado, limpio y con unas vistas increibles de palma.
El tren está muy bien. El viaje es agradable y ameno. Compensa coger el bono de 30 €/ persona ida y vuelta. Lo que no está bien es la imposibilidad de comprar los billetes con tarjeta de crédito. en la ventanilla de la Plaza de España sólo admiten efectivo. ¡Señores que estamos en el siglo XXI!
Es Pontàs, se encuentra muy cerca de Cala Santanyí, se trata de un regalo de la geología a la isla de Mallorca y se trata de un arco que se encuentra dentro del mar.
Bonito lugar, las murallas son lindas nada más
El castillo es un recinto fortificado del s.XIV, en cuyo interior se conservan la capilla de la Mare de Déu de l'Esperança, la atalaya de vigilancia (torre de sa Vetlla) y la casa del gobernador. En Capdepera también, muy cerca del golf Canyamel, se puede visitar el poblado talayótico llamado Es Claper des Gegant.
visita corta, paredes bien conservadas. lo único que no hacen descuentos especiales, por ejemplo, carnet joven, desempleados, etc
El Edificio El Águila fue construido en 1908 por el arquitecto Gaspar Bennazar. La estructura consta de cuatro plantas. En la fachada hay balcones con barandillas de hierro ondulado que da un gran dinamismo, cerámicas policromas y una profusa decoración floral y vegetal según la técnica modernista del arte nuevo. Destaca el conjunto de un arco de medio punto decorativo. El edificio del Águila tiene por objetivo lograr el máximo aprovechamiento del espacio y una buena iluminación natural al interior. La solución adoptada consiste en utilizar nuevos elementos constructivos, en este caso el hierro. También expuesto como recursos decorativos. Las columnas de hierro hacen de pesado menaje y permitieron la instalación de grandes vidrieras para obtener una mayor iluminación.
La antigua cartuja tiene sus orígenes en el palacio construido por el rey Jaume II para su hijo Sanç a principios del siglo XIV La Real Cartuja de Valldemossa tiene sus orígenes en el palacio construido por el rey Jaume II para su hijo Sanç a principios del siglo XIV que será donado a la orden de San Bruno en 1399. Después de adaptar la construcción existente a los nuevos fines religiosos, se realizan nuevas construcciones en torno a una iglesia y claustro góticos hoy desaparecidos, aunque se conservan otros elementos arquitectónicos de esa época. En 1717 se inicia una ampliación con la construcción de un nueva iglesia y claustro barroco, alrededor del cual se construyen amplias celdas pero solo se ejecuta una parte del proyecto ya que en 1835, con la desamortización de Mendizábal, el inmueble pasa al estado y salvo la iglesia y otras zonas que serán de dominio público, el resto acabará en manos privadas distribuido en 9 lotes. En la cartuja se han alojado ilustres personajes como son Gaspar M. Jovellanos en su destierro, Frédéric Chopin y George Sand, Joseph Bonaventure Laurens, Rubén Darío, Azorín, Eugeni l'Ors o Unamuno, entre otros. Actualmente se visita la mayor parte del antiguo conjunto monumental que consta de: iglesia; botica; celda prioral, con diversas dependencias que albergan objetos de arte y documentos de los cartujos; las celdas 2 y 4, que exponen elementos relativos a la estancia de F. Chopin y G. Sand; el claustro; el museo municipal con obras de pintores contemporáneos como Miró, Picasso, Tàpies, Juli Ramis, Coll Bardolet etc. y una sala dedicada al Archiduque Luis Salvador y finalmente el palacio del rey Sanç, donde además de la visita a las dependencias, se realizan audiciones de piano. Externamente destacan la torre de defensa del palacio y el campanario doble de la iglesia cartujana, una de cuyas elegantes torres resalta por su alicatado en color verde esmeralda que contrasta con su torre gemela inacabada, testigo mudo de la interrupción de las obras de ampliación del recinto iniciadas en 1717 y sin continuidad tras la desamortización de 1835. Valldemossa es un pintoresco pueblecito de montaña donde podemos visitar los diferentes lugares relacionados con Santa Catalina Thomàs, nacida en este pueblo y por la que sus habitantes sienten gran devoción que se hace evidente en los azulejos alusivos en casi todas las casas de la villa. Completa la oferta cultural la fundación del pintor Coll Bardolet y el centro cultural fundado por Michael Douglas Costa Nord. Además entre las especialidades gastronómicas, podemos degustar sus conocidas cocas de patata y la refrescante horchata de almendras, fruto privilegiado de los campos vecinos.
El recorrido comenzará en la Estación del Ferrocarril, ubicada en la Plaça d’Espanya, 6. El edificio que alberga la estación del tren de Sóller fue la antigua casa fortificada del siglo XVII, de Can Mayol. Sobre el arco de entrada de la fachada, se puede observar una cartela con la fecha de 1606. Posteriormente fue convertido en hotel y finalmente, a principios del siglo XX, en estación ferroviaria. El resultado de la remodelación de 1911-1912 es el lenguaje modernista que conserva el edificio, compuesto por un conjunto de delicados detalles decorativos en puertas, ventanas, herrajes, ménsulas del andén, o la cisterna del patio, entre otros. Saliendo de la estación, a la izquierda, junto al torrente Major, el viajero encontrará ante sí tres ejemplos de las típicas rejas que delimitan los jardines de numerosas casas de Sóller. Can Penya, Can Isabel y Cas Fideuer, son muestra del buen trabajo de la forja de los artesanos del primer tercio del siglo XX. Flores, florones y hojarascas se combinan en elegantes y sencillos diseños. En estos jardines crecen pinos, araucarias o árboles de pisos y palmeras.
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