En 1576 era propiedad de los herederos de Pere Sampol. En 1685 pertenecía a los herederos del presbítero Josep Morales. En 1818 era de Marià Fuster. Después pasó a los Escafí. Una entrada con cubierta de vigas deja paso, a partir de un arco de medio punto, al patio descubierto; éste tiene la escalera a la izquierda, con una fina barandilla de hierro; al fondo, se encuentran las cocheras
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