Can Corbella es uno de los ejemplos más representativos de la etapa premodernista, que tuvo en el neomudéjar una de las principales formas de expresión. Tipológicamente responde a una vivienda plurifamiliar reformada en los últimos años del siglo XIX según el proyecto del maestro de obras Nicolás Lliteras. Es el resultado de una reforma que unificó tres fachadas. La planta baja destinada a comercio es de arcos de herradura y vidrieras de colores. Sobre ella, la fachada se articula en tres pisos superiores, rematada con una planta retranqueada siguiendo la alineación original de los edificios, y coronada por una pequeña torre octogonal. El elemento más singular es la solución de la fachada, que se superpone a la edificación previa como una piel y se construye completamente de madera. Hasta 1985 albergó la Droguería Corbella, que dio nombre al edificio. Recientemente ha sido objeto de una reforma interior que ha sustituido muchos de los elementos originales.
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