Que la agricultura ha sido la principal riqueza del pueblo durante siglos, lo demuestran los treinta y seis molinos de viento que todavía se conservan y el buen número de posesiones como son Sa Torre, Son Lluís, Es Pagos, Se Monjes, Son Porquer o Sa Bastida. La calidad de la tierra es apta para los cereales, el almendro y la vid. En algunas épocas se ha cultivado también el azafrán y la producción de albaricoque ha sido durante décadas la actividad por la que Porreres ha distinguido notablemente. La piedra arenisca y la piedra, materias básicas de los diversos monumentos religiosos que se alzan por todo Porreres, también son símbolos identificadores del pueblo y han servido de alternativa al estancamiento actual del sector agrario. La piedra arenisca y la piedra, materias básicas de los diversos monumentos religiosos que se alzan por todo Porreres, también son símbolos identificadores del pueblo y han servido de alternativa al estancamiento actual del sector agrario. Monti-Sion es el monte de visita obligada porque es un mirador espléndido sobre la comarca y el Migjorn de Mallorca. Es el escenario escogido para fiestas y tradiciones, lugar sagrado y sede del saber donde siglos atrás aprendieron latín los futuros universitarios de la Mallorca rural. Sobre los Porrerenca y su carácter pesa aún la fama de emprendedores y decididos, bien resueltos a lograr lo que se propongan, cualidades que les hizo protagonizar una revuelta en el siglo pasado y que les permitió abonar en un solo día el camino de Monti -Sion. Esta capacidad de lucha y de voluntarismo también se ha reflejado en la cultura y las artes.
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