Símbolo del antiguo esplendor de la villa: el palacio fue un encargo del rey de Mallorca Jaime II, en el año 1309. Mandó construirlo sobre una base de origen islámico que posiblemente fue el alcázar del emir Mubaxir, muerto en el año 1114. Entre los años 1319 y 1523 fue residencia del veguer de fuera y, con la desaparición del Reino de Mallorca, sufrió graves perjuicios. En el año 1583, Felipe II lo traspasó a las monjas concepcionistas y se llevó a cabo una importante reforma (especialmente intensa en el siglo XVII) para adaptarlo al uso conventual. No hace mucho, en el año 1987, se reformó la torre del homenaje El conjunto que nos ha llegado tiene a la vez elementos de palacio fortificado y de convento de clausura estricta. Es un conjunto muy heterogéneo y destaca la iglesia, de tipología tradicional.
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