El corazón de Artà se compone de las típicas calles, algunas empedradas, mallorquinas con llamativas ventanas y puertas pintadas en verde o rojo, con lo que fueran antiguamente las sobras de las pinturas usadas para los barcos. Muchas casitas de piedra, con ese aire isleño tan característico balear, y edificios señoriales. Entre tanta belleza y callecitas con encanto, a lo lejos se vislumbra imponente el santuario fortificado de San Salvador, en cuyo interior se encuentra una talla de la Virgen María de estilo románico, y bajo él su iglesia homónima de estilo gótico. La ventaja es que todo el centro se puede visitar andando, incluyendo la colina que hay que subir para llegar a la fortificación y que recorre al completo su muralla. Pero Artà también cuenta con espacios naturales e históricos en sus alrededores que bien merecen una visita.
¡Descarga tu guía de Mallorca!
Ein schönes kleines Städtchen mit ein paar tollen Cafés. Schön gelegen an der Radstrecke